Relatoría del taller ‘Narrar el Caribe desde la mirada de Gabo: estación Santa Marta’
Con reflexiones y claves sobre el arte fotográfico, Luisa Dörr y Luis Cobelo motivaron a un grupo de fotográfos de la región Caribe a buscar imágenes y personajes únicos en Santa Marta, Colombia.

A los participantes del taller ‘Narrar el Caribe desde la mirada de Gabo: estación Santa Marta’, le correspondió el reto de caminar bajo el sol de la bahía, el malecón, el Parque Bolívar, el mercado y otros lugares del centro de la ciudad caribeña en busca de personajes e instantáneas del universo de Gabriel García Márquez. El motivo era tan artístico como periodístico, ya que los maestros del taller, Luis Cobelo y Luisa Dörr, mezclan la reportería y el acercamiento a personajes con un cuidado de artista visual en su trabajo. El primero ha sido responsable de exposiciones y libros de fotografías de arte; la segunda es una retratista excepcional, con trabajos para National Geographic Magazine, The New York Times, Apple y otros medios o plataformas.
La actividad se realizó los días 2 y 3 de abril en las instalaciones de la sede cultural del Banco de la República, en la capital del Magdalena, departamento donde nació el nobel. Por esta razón, el recinto lleva el nombre de Gabriel García Márquez. Como contó su gerente, Joaquín Viloria, su biblioteca atesora una enorme colección de primeras ediciones –en todos los idiomas– de los libros del autor de Aracataca. Algo de ese espíritu contagió los dos días de este taller con el que la Fundación Gabo cerró el ciclo enmarcado en la iniciativa ‘De 10 a 100’ para ‘contar el caribe desde la mirada de Gabo’. Desde diciembre de 2024, más de 60 personas participaron en talleres para periodistas en distintos formatos en Aracataca, Valledupar, Montería, además de Barcelona y Nueva York.
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Las fotografías de los participantes, tras un proceso de curaduría, harán parte de una exposición que realizará el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes como parte de la conmemoración de los 500 años de Santa Marta. Con esto presente los fotógrafos salieron, guiados por reflexiones y recomendaciones sobre el arte fotográfico que compartieron los maestros, quienes además contaron un poco acerca de su trayectoria y compartieron sus portafolios.
La fotografía como una manera de entender el mundo: claves para crear retratos artísticos
Luisa Dörr ha tomado fotografías desde que era niña. Nació en el sur de Brasil, en Lajeado, un pueblo de descendientes alemanes e italianos donde vivió hasta los veinte años. Empezó fotografiando a sus amigas del pueblo, trabajó con una tía diseñadora, estudió fotografía y fue asistente en un estudio publicitario. En este campo aprendió acerca de la luz artificial, del mundo publicitario y de cómo acercarse a los clientes. Después comenzó a realizar proyectos independientes. La fotografía, dice ahora, “siempre fue mi manera de comunicarme con la sociedad, entender mejor quién soy, y también entender mejor el mundo”.
La fotografía nos permite ser cuidadosos y arriesgarnos
La fotografía puede ser un pretexto para mirar más de cerca y de forma más atenta y cuidadosa a personajes, paisajes, acontecimientos. Dörr afirma que, con una cámara en mano, se vuelve “una persona mucho más cuidadosa, que se mete en cosas que no metería, si no tuviera la excusa de la cámara”.
Un retrato es necesario siempre
Con los retratos, los espectadores crean una identificación inmediata, dice Dörr. Siempre, en algún momento, vas a necesitar un buen retrato en tu historia.
Los proyectos pueden durar años
Dörr empezó “como todos”: trabajando para una pequeña revista que hacía pautas. En San Pablo, asistió a exposiciones y festivales de fotografía. Un día fue a documentar una historia de Miss Brasil Infantil. Fotografió a una chica que no integraba el concurso pero que, en pleno evento, se vistió como una concursante más. Con la autorización de sus padres, la fotografió y comenzó un proyecto con ella, en el que, durante varios años la acompañaba y le tomaba fotos. Lo que parece un proyecto sobre “una chica pobre”, también es una historia de aprendizaje y de crecimiento, que le permitió abordar cuestiones de género y de raza sobre un concurso en el que la ‘miss’ no podía ser negra como Maysa, la chica fotografiada. Esta historia también le permitió capturar un cambio: Maysa se embarazó, trabajó con prestigiosas marcas; en el futuro, piensan hacer un libro de fotografías. Como parte del proyecto, Dörr le dejó una cámara para documentar un poco de su vida.
Las limitaciones y el retrato rápido pueden hacernos más creativos
Una serie de retratos de mujeres pioneras en su campo compone el proyecto ‘First’, hecho para la revista Time, de Estados Unidos. Figuras destacadas como Serena Williams o Hilary Clinton fueron fotografiadas con un iPhone; una idea que tuvieron Dörr y su editora para retratar a personas acostumbradas a ser fotografiadas “con mucha producción”, quienes les ofrecían unos cinco minutos de su tiempo. “Las limitaciones te pueden hacer más creativo”, dice Dörr.
A partir de este proyecto, aconsejó llegar antes de cada toma al lugar para mirar y escoger dónde se podría sacar el mejor retrato. “Siempre que puedo, elijo primero el fondo”, dice. Al tomar el retrato, muestra la foto a la modelo. “Si no le gusta, gano tiempo” para tomar otra foto, dice Dörr.
Recuerda que estás fotografiando personas
Una de las fotografiadas en el proyecto ‘First’ fue Aretha Franklin, cantante de gospel estadounidense. Durante la sesión de fotos, previa a una presentación, Franklin se puso a cantar. Lloró. Dörr le preguntó por qué había escogido la canción que cantó. “Porque tocó mi corazón”, dijo. Esta anécdota le hizo pensar a la fotógrafa: “Son personas famosas, pero son personas. Si está pasando algo en la vida de una persona, eso se nota”. Es importante tenerlo presente en las fotografías.
Hacer proyectos de autor
“Nunca se sabe quién está mirando nuestro trabajo; por eso es importante hacer proyectos autorales, en los que ustedes crean y pongan energía, honestidad, cariño y amor. Todo eso siempre”, dice Dörr. A veces “no hace falta poner un montón de plata”, porque el proyecto puede estar en tu ciudad, en el barrio o la familia.
Preparar a las personas fotografiadas
A propósito de un proyecto sobre mujeres patinadoras por el que viajó a Cochabamba, Dörr resaltó la importancia de hablar previamente con las personas que se va a retratar. Es importante “hablar y explicar antes por qué estamos haciendo el proyecto, dónde saldrá publicado el material, ser sinceros”. Y si la gente se interesa, también pueden “enseñar tus fotos”, ya que se trata de “un intercambio, no es solo para nosotros sino para ellos también”. Dörr acostumbra viajar con una cámara Polaroid, que le permite obsequiar fotos, porque a veces las personas cambian o pierden su teléfono y quedan sin contacto.
Crear confianza
En algunos casos, es importante hacer un primer encuentro sin la cámara, salir a hablar, a comer, para crear confianza.
Insistir hasta encontrar una buena foto
En el quehacer fotográfico, dice Dörr, no existe nada “cierto o equivocado”. Lo que es bueno para uno, puede no serlo para otro. “Todos los fotógrafos buenos hacen fotos malísimas. Hacemos muchas fotos malas para hacer una buena. Ese logro es fantástico”, agrega.
Tener una paleta de color
Tal vez del interés por la pintura que tiene Dörr procede su insistencia en la limpieza y el detalle de un buen fondo. “Tengo referencias de fotógrafos, pero me gusta más la pintura”, dice. En efecto, en su trabajo se perciben ciertas tonalidades y composiciones que podrían considerarse pictóricas. “Tener una paleta de color en algún momento de tu carrera es importante”, dice a los participantes del taller durante la revisión de las fotografías. Una paleta particular permite que las demás personas identifiquen el trabajo. No quiere decir que un fotógrafo deba casarse con un estilo o color (“si miramos mi instagram, es un caos”, dice Dörr), pero “está bien tener una especialidad”.
Editar es limpiar y buscar una segunda mirada
Hacer una “limpieza” y dejar por fuera todo lo que no te guste. Después de un par de días, mirar otra vez la galería, hablar con personas que puedan darnos “otra mirada”.
Ensayar distintas tomas
A veces uno hace fotos “que se parecen mucho”. Para evitarlo, es crucial probar diferentes posturas, intentar dirigir más al modelo y ensayar tomas distintas.
Mirar objetos y lugares como si fueran personas
A propósito de las fotos de lugares o espacios arquitectónicos, Dörr aconseja, si se trata de un objeto, una calle, una edificación, “mirarlo como a una persona, buscar el mejor ángulo y analizarlo”.
García Márquez, un narrador visual que inspira a fotógrafos
Luis Cobelo, venezolano afincado en Estados Unidos, es fotoperiodista, pero se ha enfocado en el fotolibro. Al igual que Dörr, dice tener influencias de la pintura, a lo que añade el cine, la literatura y la historia cultural. En su trabajo se ha preocupado por narrar desde el Caribe y Latinoamérica; uno de los libros que más ha leído y marcado su fotografía es ‘Cien años de soledad’. La obra de García Márquez está en el corazón de su proyecto ‘Zurumbático’, por el que ha visitado Aracataca para fotografiar a personajes, lugares y escenas que ilustran o resuenan con el libro.
“A pesar de que las palabras eran su materia prima favorita, Gabo también se consideraba un cazador de imágenes contundentes”, dice Cobelo, que considera que el escritor colombiano hacía “en sus primeras líneas una especie de fotografía narrada”. Hay al comienzo de sus obras “un instante visual, una imagen, un recuerdo”. Como ejemplo, menciona la imagen del cadáver recordado por el niño de ‘La hojarasca’; el coronel frente al pelotón de fusilamiento y su recuerdo del hielo en ‘Cien años de soledad’; los gallinazos metiéndose en los balcones de las casas en ‘El otoño del patriarca’, entre otros.
El artista como ‘zurumbático’: claves para salir a buscar fotos y personajes
Zurumbático es una palabra que aparece una sola vez en ‘Cien años de soledad’. Úrsula habla de los niños que andan como “zurumbáticos” por la casa, a causa, al parecer, de llevar lombrices en el estómago.
“Zurumbático era perfecto porque yo soy zurumbático”, dice Cobelo, y se explaya un poco más sobre el concepto, que para él designa alguien “que comete tonterías, “aturdido, lento, sombrío, melancólico, enigmático, medio borracho, medio loco, con mal temperamento, torpe”. Mucha gente, entonces, “aplica para zurumbático o zurumbática”. Esta es la declaración y premisa de su proyecto: “Zurumbático es un túnel en el que entro y salgo cuando deseo”, dice Cobelo en referencia al proyecto que sigue creciendo tras ocho años de haberlo concebido.
Abrirse a las posibilidades
Según Cobelo, en el Caribe hay historias que ignoramos o por las que pasamos de largo. Por eso su invitación es a detenerse. “A la vuelta de la esquina hay una historia que existe, pero como uno ya se acostumbró, no se detiene. Hay que abrirse a esa posibilidad”, dice.
Es importante encontrar lo que nos inspira
“Me inspiro en el museo. No visito nada de fotografía. Voy al museo. Ahí es donde encuentro más inspiración”, dice Cobelo, y agrega que los retratos de pintores son una “inspiración genial para las fotos”.
Aunque su libro favorito es ‘Crónica de una muerte anunciada’, es ‘Cien años de soledad’ la obra que más lo ha interpelado en su proceso. Desde la imagen del hielo o Remedios la bella, pasando por los gemelos Buendía y llegando a la cruz de ceniza de los aurelianos asesinados, Zurumbático explora de manera directa o a veces sugerente la presencia del universo garciamarquiano en las personas, el pueblo, el día a día.
La búsqueda de un lenguaje propio
Lograr un lenguaje propio toma tiempo, dice Cobelo. “Lleva tiempo generar una marca personal a nivel de imagen”. Hay artistas que lo logran, pero lo importante, dice, es seguir trabajando en ella y no conformarse. “El reto para mí siempre es saber qué hay más allá de lo evidente, de lo que está ahí, y lograr algo [...]. Cuando logras un éxito, tienes que trabajar mucho más”.
Respeto por los fotografiados
Al llegar a los lugares, es conveniente no imponerse y tratar de ser simpático o empático, y hablar previamente. Cobelo contó sobre la foto que le tomó a una trabajadora sexual en Aracataca, que aceptó ser retratada con el rostro cubierto con la mano. Le advirtió al fotógrafo que si publicaba una foto con ella descubierta lo perseguiría “hasta después de su muerte”. Una frase en cierto modo garciamarquiana; pero más allá de eso, Cobelo respetó lo que su modelo le pidió, no solo por consideración a su arte, sino también por la petición de una persona que accedió a contarle su historia y posar.
Cuestionar permanentemente
“Jamás se queden con lo evidente. Si hay una pregunta, hagan otras tres. La inspiración viene del cuestionamiento, que puede traer tristeza, desasosiego, y está bien sentirlo porque no todos vamos a sentir felicidad al hacer fotos”, dice Cobelo.
Romper las reglas
“Podemos contar la realidad como si no fuera de verdad. Esto suena raro”, admite Cobelo. “Pero es posible”. Una pieza fotográfica o una historia, explica, no debe ceñirse al matemático 1+1=2, sino a la posibilidad de que 1+1 sea igual a 5. “Eso es el arte, es la creatividad”, dice. “Los invito a romper las reglas, sin hacer daño a nadie”.
Antes de tomar la foto, pensar la historia
La técnica es importante, el tipo de cámara, que puede ser la de un teléfono o una profesional. Pero Cobelo insiste en el pensamiento de la historia, la base previa. “Antes de pensar dónde la voy a publicar, es importante pensar en la historia, no para el medio sino para ustedes. La curiosidad”.
Un temblor
A veces el final nos devuelve al principio. Al comienzo del taller, Cobelo afirmó su propósito: que los participantes “se vayan con una pequeña espinita y con una pulsión, con un nervio; que se vayan con ganas, con curiosidad; con algo que a lo mejor está ahí y no saben, y que a lo mejor estaba, pero vamos a buscar”. Una reflexión o un pensamiento, insistió Cobelo. “Un temblor: si logramos eso, va a ser increíble”.